Reducir el uso de plásticos es una de las batallas decisivas en la lucha para proteger el planeta. Existe una gran concienciación social en el tema. Los ciudadanos no somos los principales responsables, pero estamos sensibilizados. ¿Qué podemos hacer desde casa?
Dice Greenpeace en su página web, que cada año se vierten 12 millones de toneladas de basura en los mares y océanos, 1.200 veces el peso de la Torre Eiffel. De todos esos residuos producidos por la actividad humana, el plástico es uno de los más perniciosos. Una botella de plástico tarda 500 años en descomponerse. Se va degradando progresivamente en pequeñas partículas que terminan en el cuerpo de los peces, produciéndoles la muerte o contaminando la flora marina.
La mayor parte de los residuos plásticos proceden de envases de un solo uso. Cuando vamos a comprar al supermercado, la carne, la fruta, la verdura y el pescado vienen envasados en bandejas de plástico cubiertas por un film de celofán. Con frecuencia se comercializan raciones individuales. Sin darnos cuenta, en un solo día podemos amontonar 5 litros de basura por persona, siendo la mayor parte, envases plásticos.
La preocupación por el problema va creciendo en la sociedad. Manuel, que regenta un puesto de comidas preparadas para llevar, se planteó hace unos años desprenderse de todos los envases plásticos para despachar su comida. Ahora nos dice que los ha sustituido por materiales ecológicos reciclables que compra de empresas mayoristas como chiwawap.com, un proveedor de productos ecológicos online que vende recipientes reciclables para tiendas, comercios y empresas de alimentación.
Erradicar por completo los plásticos de nuestra vida será un camino largo. Estas son algunas acciones que ya se están poniendo en marcha, y que tú puedes realizar:
Bolsas biodegradables.
Desde hace casi 15 años, los supermercados empezaron a cobrar las bolsas de plástico para reducir su consumo. La medida ha tenido un dudoso éxito. No nos importa tener que pagar 75 céntimos o un euro de más, sin con eso nos dan una bolsa para llevarnos la compra a casa.
Algunas empresas han empezado a fabricar bolsas biodegradables con fécula de patata y otros materiales vegetales. Con ellas se consiguen sintetizar pequeñas perlas, que una vez calentadas, se crean sábanas flexibles con una textura y elasticidad parecida al plástico. Estas bolsas se utilizan para llevar la compra. A diferencia del plástico, se descomponen en la naturaleza en poco tiempo, convirtiéndose en materia orgánica. Sin embargo, estas bolsas aún presentan un problema. Son demasiado débiles, se rompen con facilidad y no soportan tanto peso como las bolsas tradicionales de plástico.
Otra alternativa es reciclar las bolsas de plástico para fabricar otras nuevas. En algunos supermercados de Estados Unidos se colocan en las puertas unos contenedores de cartón para recoger bolsas usadas. Son como los contenedores que hemos visto en las tiendas para recoger pilas gastadas o medicamentos caducados. Una empresa destinada al reciclaje, los vacía cada cierto tiempo y lleva las bolsas a una planta procesadora. Esas bolsas se limpian, se trituran y se calientan, hasta obtener diminutas perlas plásticas con las que volver a fabricar nuevas bolsas.
Actualmente, se recicla un 30% del plástico que se usa. Las bolsas de plástico reciclado, en realidad, se fabrican mezclando plástico reutilizado con otro nuevo. El porcentaje de material reciclado, en el mejor de los casos, llega al 30%.
La mejor alternativa es reutilizar las bolsas de plástico para varios usos y si es posible, sustituirlas por bolsas de tela o por bolsos de mimbre como hacían nuestras abuelas cuando iban a comprar al mercado.
Vasos de celulosa.
En los bares se está cogiendo la costumbre de sustituir los vasos de plástico, de usar y tirar, por otros de celulosa para despachar el café para llevar y los refrescos.
Hoy puedes encontrar estos vasos en cualquier bazar de menaje para el hogar y emplearlos en una fiesta en la que tendrás muchos invitados y no te apetece fregar. Como puede ser una fiesta de cumpleaños.
Existe cierta controversia respecto a la celulosa, puesto que es un material que se obtiene de la corteza de los árboles y puede promover la deforestación. Lo cierto es que la celulosa es un material 100% reciclable. Por otro lado, muchas fábricas de celulosa en Europa, Norteamérica y Australia se nutren de plantaciones de árboles de rápido crecimiento que han plantado ellos mismos. Es como si fueran tierras de cultivo, pero en las que se ha colocado un bosque para uso de la fábrica.
En la producción actual de celulosa a penas se emiten gases perjudiciales al medio ambiente. Se ha logrado que los productos químicos empleados pasen por un proceso de depuración, por el cual, el gas que expulsa a la atmósfera es vapor de agua. En gran medida, estos gases se refrigeran hasta pasarlos a estado líquido y se vuelven a reutilizar en el proceso de fabricación. En todo este procedimiento se ha comprobado que la fábrica produce energía eléctrica con la que se puede autoabastecer y verter el excedente en la red pública.
La utilización de celulosa para uso doméstico ha evolucionado tanto en los últimos años que con ella se fabrican recipientes que se pueden calentar en el microondas. Son una especie de tupperware desechables.
Para que el empleo de la celulosa surta efecto, en el cuidado del medio ambiente, es necesario que nos acostumbremos a reciclarla. Que una vez utilizado el recipiente, lo depositemos en el contenedor correspondiente, para que se pueda reconvertir en otros productos.
Tiendas a granel.
Podemos decir que se han puesto de moda las tiendas a granel. Puedes encontrarlas en tu ciudad para comprar fruta y verdura, legumbres o frutos secos. No es una alternativa nueva. De hecho, era la forma en la que se ha efectuado el comercio desde tiempos inmemoriales, y ha perdurado hasta bien entrado el siglo XX.
El periódico «Público» afirma que el boom de estas tiendas se debe a un aumento de la conciencia medioambiental, y a la necesidad que tenemos de buscar soluciones de consumo sostenibles a medio y largo plazo.
En estas tiendas te venden el producto al peso y tú tienes que llevar de casa un recipiente para guardarlo y trasladarlo. Puedes ser desde un tupper o un bote de vidrio. En algunos de estos establecimientos, si tú no traes el recipiente para transportarlo, te entregan el producto en una bolsa de papel.
Estos son algunos beneficios que reporta la compra a granel:
- Reducción de residuos. En la venta de productos a granel se elimina por completo el empaquetado de los productos. Es la manera más radical de acabar con los envases plásticos de usar y tirar.
- Calidad y frescura. Estos comercios se encargan de ir reponiendo el material y dejarlo en perfectas condiciones. El género está a la vista del público, por lo que el tendero se preocupará de tener un producto de calidad para asegurar que se venda.
- Compra personalizada. Al venderse a granel, el cliente puede decidir la cantidad exacta de producto que quiere comprar. No estás obligado a llevarte la cantidad que viene en el paquete. Si te apetece probar un producto, te puedes llevar una muestra pequeña, sin riesgo a que se estropee en la despensa o que tengas que tirarlo porque no te gusta.
- Posible ahorro económico. Al prescindir del envoltorio, es posible que encuentres el producto a un precio más económico que en otras tiendas. De todas formas, en este aspecto no hay que tirar las campanas al vuelo. La venta a granel, hoy por hoy, se está desarrollando en el pequeño comercio. Estos tienen que competir en precio con las grandes superficies, que son las que más baratos ofrecen los productos y los que acaparan la mayor parte de las ventas. Por otro lado, el comercio a granel se presenta como una especie de comercio especializado. Centrándose en una gama de productos muy concreta. A pesar de su auge, sigue siendo minoritario respecto a otros modelos de comercio, representando una alternativa para clientes exigentes que buscan un producto determinado.
Para aplicar la compra a granel en nuestra casa debemos hacer una serie de cambios en nuestros hábitos de consumo y almacenaje. En cierta medida, los productos envasados resuelven nuestros problemas de espacio, y nos hemos acostumbrado a ellos. Los paquetes y envases son como pequeñas cajas que podemos apilar en el frigorífico o en el armario de la cocina. Ocupan poco espacio y los tenemos a mano.
Si deseamos acostumbrarnos a la compra a granel, es necesario invertir en envases reutilizables y ser ordenados a la hora de emplearlos. Debemos tener botes que utilizaremos para guardar las legumbres, la harina, el azúcar, el café, cajones para la fruta y la verdura, etc. Debemos organizar la cocina de manera más eficiente. Asignando departamentos para cada tipo de producto.
Todas estas acciones contribuyen a minimizar el impacto sobre el medio ambiente. Nosotros no somos los responsables de la situación. Son los gobiernos y las grandes empresas contaminantes, pero podemos poner nuestro granito de arena para que la contaminación no sea mayor.