Los que tenemos perro estamos deseosos de mimar y achuchar a nuestra mascota. No hay nada que más nos guste que ver su carita de ilusión y cómo mueve la cola cuando cogemos algo para darle de comer, o cuando entramos por la puerta después de todo el día fuera de casa. Pero has de ser consciente de que un perro NO es como nosotros, los humanos, y que hay ciertas cosas que NO debe comer porque le pueden hacer mucho daño. Te orientamos un poco en ello.
Los perros son como nuestros hijos… psicológicamente comprobado
Es cierto que los perros pueden influir positivamente en la felicidad de las personas. Numerosos estudios han demostrado que la interacción con perros y otras mascotas puede tener beneficios para el bienestar emocional y psicológico de las personas. Aquí hay algunas formas en las que los perros pueden contribuir a la felicidad de las personas:
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Compañía y apoyo emocional: Los perros son conocidos por su naturaleza leal y afectuosa. Su presencia constante puede brindar compañía y apoyo emocional a las personas. Los perros son excelentes oyentes y no juzgan, lo que puede ser reconfortante para quienes necesitan desahogarse o compartir sus pensamientos y emociones. El simple acto de acariciar a un perro puede generar una sensación de calma y bienestar.
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Reducción del estrés y la ansiedad: Está comprobado que la interacción con perros puede reducir los niveles de estrés y ansiedad. Jugar con un perro o simplemente acariciarlo puede ayudar a disminuir la presión arterial y los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés. Además, los perros pueden proporcionar una distracción positiva de los problemas cotidianos y brindar una sensación de calma y serenidad.
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Estimulación social: Los perros pueden ser excelentes facilitadores sociales. Al sacar a pasear a un perro, es común interactuar con otras personas que también tienen mascotas. Esto puede conducir a nuevas amistades y conexiones sociales. Además, los perros pueden actuar como «rompehielos» en situaciones sociales, ya que a menudo generan curiosidad y conversación entre las personas.
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Promoción del ejercicio físico: Los perros necesitan actividad física regular, como paseos diarios o juegos al aire libre. Como resultado, los dueños de perros tienden a estar más activos físicamente. El ejercicio libera endorfinas, las «hormonas de la felicidad», que pueden mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés. Además, compartir actividades físicas con un perro puede aumentar el vínculo emocional entre el dueño y la mascota.
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Sentimiento de propósito y responsabilidad: Cuidar de un perro implica responsabilidades, como alimentarlo, proporcionarle atención médica adecuada, brindarle ejercicio y afecto. Estas responsabilidades pueden proporcionar un sentido de propósito y satisfacción en la vida diaria. El cuidado de un perro también puede brindar una sensación de importancia y conexión con otro ser vivo, lo que puede mejorar el bienestar emocional.
Si bien los perros pueden tener un impacto positivo en la felicidad de las personas, es importante destacar que cada persona tiene sus propias preferencias y circunstancias individuales. No todas las personas disfrutan o están en condiciones de tener un perro como mascota. Por tanto, es fundamental evaluar cuidadosamente los aspectos prácticos y emocionales antes de tomar la decisión de tener un perro.
¿Qué alimentos dañan el estómago y el organismo de tu perro?
Es importante tener en cuenta que los perros tienen requisitos dietéticos específicos y que algunos alimentos que son seguros para los humanos pueden ser perjudiciales para ellos. Aquí hay una lista de alimentos comunes que pueden ser dañinos para el estómago y el organismo de los perros:
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Chocolate: El chocolate contiene teobromina y cafeína, sustancias que son tóxicas para los perros. Puede causar vómitos, diarrea, frecuencia cardíaca acelerada, temblores e incluso convulsiones. Cuanto más oscuro sea el chocolate, mayor será la concentración de estas sustancias y más peligroso será para los perros.
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Uvas y pasas: Las uvas y las pasas pueden causar daño renal en los perros. Incluso en cantidades pequeñas, pueden provocar insuficiencia renal aguda. Los síntomas pueden incluir vómitos, diarrea, letargo y disminución del apetito.
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Cebollas y ajos: Las cebollas y los ajos contienen compuestos que pueden dañar los glóbulos rojos de los perros, lo que puede provocar anemia. La ingestión de cebollas y ajos en cualquier forma, ya sea crudos, cocidos o en polvo, puede ser perjudicial. Los síntomas pueden incluir debilidad, letargo, falta de apetito y orina de color oscuro.
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Aguacate: El aguacate contiene una sustancia llamada persina, que puede ser tóxica para los perros en grandes cantidades. Además, el hueso del aguacate representa un peligro de asfixia y obstrucción intestinal. Los síntomas de intoxicación por aguacate pueden incluir malestar gastrointestinal, vómitos y diarrea.
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Cafeína: La cafeína se encuentra en el café, el té, los refrescos y otros productos. Los perros son mucho más sensibles a los efectos de la cafeína que los humanos. La ingestión de cafeína puede provocar taquicardia, temblores, agitación, convulsiones e incluso insuficiencia cardíaca.
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Alcohol: El alcohol es extremadamente tóxico para los perros. Incluso pequeñas cantidades pueden causar intoxicación y daño al sistema nervioso central. Los síntomas pueden incluir vómitos, diarrea, depresión del sistema nervioso, dificultad respiratoria e incluso coma.
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Xilitol: El xilitol es un edulcorante artificial que se encuentra en muchos productos sin azúcar, como chicles, caramelos, alimentos horneados y pasta de dientes. El consumo de xilitol puede provocar una rápida liberación de insulina en los perros, lo que puede llevar a una disminución peligrosa del nivel de azúcar en sangre. Los síntomas pueden incluir vómitos, pérdida de coordinación, convulsiones y, en casos graves, insuficiencia hepática.
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Productos lácteos: Muchos perros tienen dificultad para digerir la lactosa presente en los productos lácteos, lo que puede causar malestar gastrointestinal, diarrea y gases.
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Cebolla en polvo: La cebolla en polvo, presente en algunos condimentos y salsas, puede ser tóxica para los perros y causar daño en los glóbulos rojos.
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Sal: El consumo excesivo de sal puede provocar desequilibrios electrolíticos y deshidratación en los perros. Los alimentos salados o condimentados en exceso no son recomendables.
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Huesos cocidos: Los huesos cocidos pueden astillarse y provocar obstrucciones o laceraciones en el tracto gastrointestinal de los perros. Además, pueden causar daño dental.
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Nueces de macadamia: Las nueces de macadamia son altamente tóxicas para los perros y pueden causar debilidad, vómitos, temblores, fiebre y dificultad para caminar.
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Carne cruda o mal cocida: La carne cruda o mal cocida puede contener bacterias como la salmonela o la E. coli, que pueden causar infecciones gastrointestinales en los perros.
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Alimentos con edulcorantes artificiales: Edulcorantes artificiales como el xilitol, presente en productos sin azúcar como chicles, pueden causar una rápida liberación de insulina en los perros, lo que puede llevar a una hipoglucemia peligrosa.
Desde la Clínica Veterinaria Naya nos afirman que una mínima parte de las dolencias que los perros traen a su consulta son derivadas de consumición de alimentos que no deben comer. Por lo tanto, nos animan a consultar, previamente, qué van a dar a sus perros de comer para no hacerles daño.
En contraposición, te pongo una lista de alimentos que son muy favorables para tu perro
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Carne magra: La carne magra, como el pollo, pavo, ternera o cordero, es una excelente fuente de proteínas para los perros. Asegúrate de eliminar cualquier hueso y piel antes de ofrecerla.
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Pescado: El pescado, como el salmón, la trucha o el atún, es rico en ácidos grasos omega-3, que son beneficiosos para la salud de la piel y el pelaje de los perros. Asegúrate de cocinarlo adecuadamente y retirar cualquier espina.
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Frutas: Algunas frutas son seguras y nutritivas para los perros. Puedes ofrecerles pequeñas porciones de manzanas sin semillas ni corazón, plátanos, melones o fresas. Recuerda retirar cualquier hueso o semilla y cortar las frutas en trozos pequeños.
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Verduras: Las verduras como las zanahorias, calabazas, guisantes, brócoli y espinacas son opciones saludables para los perros. Puedes cocinarlas al vapor o ofrecerlas crudas, asegurándote de cortarlas en trozos adecuados.
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Arroz y pasta: El arroz y la pasta cocidos son fuentes de carbohidratos que pueden ser incluidas en la dieta de los perros. Son útiles para mezclar con la carne y las verduras para una comida equilibrada.
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Huevos: Los huevos cocidos o revueltos son una fuente de proteína de alta calidad para los perros. Asegúrate de cocinarlos completamente y evita agregar sal u otros condimentos.
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Yogur natural: El yogur natural sin azúcar y sin edulcorantes artificiales puede ser beneficioso para la salud digestiva de los perros, ya que contiene probióticos. Asegúrate de que tu perro tolere bien los lácteos antes de ofrecérselo.
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Batata (camote): La batata es una excelente fuente de carbohidratos saludables para los perros. Es rica en fibra, vitaminas y minerales. Puedes cocinarla al vapor, hornearla o hervirla, y ofrecerla como un delicioso y nutritivo complemento en la dieta de tu perro.
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Calabaza: La calabaza es baja en calorías y alta en fibra, lo que la convierte en una opción saludable para los perros. Ayuda a mejorar la digestión y puede ser útil en casos de diarrea o estreñimiento. Puedes ofrecer calabaza enlatada sin azúcar o cocinar calabaza fresca al vapor o al horno.
Consejo final
Recuerda que cada perro es diferente y algunos pueden tener sensibilidades o alergias alimentarias. Siempre es recomendable introducir nuevos alimentos gradualmente y observar cualquier reacción adversa.
Además, consulta con tu veterinario antes de realizar cambios importantes en la dieta de tu perro para asegurarte de que se ajuste a sus necesidades específicas.